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Danzando dentro de la jaula

Por: María Alejandra Álvarez Hidalgo


Un joven y talentoso artista busca una beca para estudiar en el exterior, porque a pesar de sus logros, se siente atrapado dentro de su propio entorno. Diseñador gráfico, bailarín y pintor, quiere romper las barreras que lo encierran dentro de sí mismo.


Cristian Salazar Jiménez es el joven de 18 años, que está en busca de su autoconocimiento

Cristian Geovanny Salazar Jiménez es un joven yumbeño de 18 años y un destacado estudiante de Diseño de la Comunicación Gráfica, de la Universidad Autónoma de Occidente. Aunque a día de hoy, es su sueño hecho realidad poder estudiar esta carrera, no todo en su vida ha sido color de rosa, lucha contra la timidez y todas las angustias del pasado para seguir obteniendo becas y escalar en su carrera universitaria.


Norma Jiménez, madre de Cristian, cuenta con mucha emoción que “el nacimiento de él fue algo muy bonito porque siempre quise tener un niño y se me concedió después de haber tenido una hija”. A pesar del apoyo de su madre, la niñez del chico fue complicada porque desde muy pequeño “era como un desastre en el colegio, no fui el estudiante ejemplar. Tenía muy malas notas y no hacía las cosas por gusto, sino por cumplir, por no perder materias o el año”. De ser así sus padres le podían pegar o castigar; sin embargo, Norma dice que “Cristian desde que nació fue un niño muy calmado, no era problemático y nunca lo fue, ni en preescolar ni en la escuela, él fue muy pilo y bastante obediente, le ha gustado mucho el estudio y es dedicado”.


La transición de primaria a bachillerato fue algo traumático, debido que al momento de introducir nuevas materias y un nuevo entorno era mucha presión para él; era complicado diferenciar que había pasado el tiempo y que ya no era el niño de primaria, sino el preadolescente de bachillerato. Era difícil socializar con sus compañeros, porque era muy tímido, a medida que fue creciendo esta situación no mejoró, “me daba mucha pena a la hora de exponer o hacer algo hablado, tenía miedo a que mis compañeros o profesores se burlaran”.


En su entorno, le costaba mucho preguntar el valor de algo o pedir en un restaurante, tenía miedo a que le dijeran que no. Debido a esto, siempre se cuestiona muchas cosas y trata de buscar la perfección en todo lo que hace, “para aliviar el estrés, suelo pintar y dibujar ya que el arte me permite representar lo que estoy sintiendo”. Además, es bailarín de danzas folclóricas y eso le ayuda mucho para expresar no solo con su cuerpo sino con su rostro su sentir y sonreír.


“Ahora estando en la universidad, siento que ha sido un acontecimiento importante en mi vida, porque siempre se me inculcó en mi casa que la universidad es algo muy complejo”. Hasta que él no lo vivió, no lo creyó, el mundo universitario es complicado, se debe adaptar a nuevos entornos, materias y a una vida más independiente, por eso ha aprendido a manejar sus tiempos y ocupaciones. Sus notas han mejorado en la universidad, ha tenido una experiencia muy grata porque puede conocer a profesores y compañeros que transforma su vida.


Estudiar esta carrera no fue su primera opción, debido a tanto estereotipo que hay, la gente siempre opina. “Escuché comentarios que decían que un diseñador se muere de hambre, no podrá sobrevivir y yo era alguien que se dejaba llevar por ese tipo de opiniones”. A pesar de eso terminó haciendo caso a lo que su corazón quería, siempre le ha apasionado el ámbito del diseño, el poder resolver una problemática con estas herramientas audiovisuales, crear una identidad de marca o un personaje, que transmitan un mensaje a una audiencia.


Cuando ingresó no se imaginaría el hecho de que ganaría una beca que cubría el 100% del pago del primer semestre, él no lo esperaba, se esforzó por conseguirla, pero no sabía si iba a obtenerla. Nadie sabe la felicidad que le transmite a una persona leer un documento que dice que está exonerado de pagar la matrícula y ver que el esfuerzo de las trasnochadas, el llanto de no entender algo, de mantener buenas participaciones y notas, rinde frutos. Norma se siente muy orgullosa por la beca que obtuvo su hijo, porque Cristian es un muchacho muy estudioso, muy dedicado.


Otra motivación muy grande para él en ese momento fue ver cómo sus padres y amigos lo felicitaban, tener la oportunidad de ver la cara de satisfacción de los papás al saber todo el trabajo que hay detrás de ese logro.


Para Cristian, lo más difícil de mantener el promedio, es adaptarse, ser constante en la exigencia y el nivel creativo, porque a medida que van avanzando los semestres se vuelve más complejo conservar las mejores notas, debido a que enseñan técnicas que se deben articular con lo que ya se ha visto en semestres anteriores; así la carga de trabajo aumenta y según él, no es lo mismo llegar y hacer un boceto en primer semestre, en donde no piden justificación alguna a realizar un dibujo en el tercer semestre, en donde se debe justificar absolutamente todo.


Gracias a un proyecto universitario que surgió entre mayo y junio del 2021, donde debía crear una narrativa transmedia para la materia de Teoría de la Comunicación Digital, se decidió por diseñar una novela llamada ‘Más allá del fin’. Era un trabajo en grupo, a él le correspondía realizar las ilustraciones y esto le sirvió para proyectar muchos de sus sentimientos y de representar esos ´demonios´ personales. Cristian recuerda esto con amor porque “significó mucho para mí, principalmente es una historia que cuenta cómo las enfermedades mentales y los trastornos afectan el entorno en el que vivimos y provoca que le hagamos daño a personas”.


Kamily, su compañera de trabajo en este proyecto, dice que “Cristian es una persona muy talentosa, con muchas cualidades y haber trabajado con él en ‘Más allá del fin’, fue muy gratificante porque aprendí mucho con él, es muy bueno con la parte gráfica de los personajes, es un gran diseñador”. Hoy en día es un proyecto que está en pausa, porque tienen muchas ideas que agregar a la novela, para que esto no solo quede en un simple trabajo universitario.


A pesar de todo lo bueno que hay en su vida, el recuerda con tristeza que, desde muy pequeño, sus padres Norma y Geovanny siempre fueron muy estrictos; la relación con su madre es bastante cercana porque ha logrado encontrar espacios para hablar con ella y tratar de conservar un buen vínculo, esto no significa que se tienen mucha confianza, pero como cuenta él, es algo que se va construyendo y más cuando se da la libertad de abrirse a una persona emocionalmente.


Con su papá sostiene una relación aceptable, pero no tiene confianza con él porque no se ha sentido en la capacidad de confiar, a pesar de esto, pueden hablar y platicar sobre aspectos del día, pero nada más que eso.


Valentina Escobar, quien es su amiga y fue compañera del bachillerato, dice que “creo que tiene que ser más abierto al expresarse y debe arriesgarse más en lo que haga”. También su amiga Karen dice que “es muy creativo, él sabe escuchar a las personas y siento que ahora está avanzando mucho al expresarse, cuando le importa algo él se esmera por hacerlo bien y tiene un pensamiento crítico, se adapta muy bien a las situaciones; sin embargo, aún debe ser más sociable y no tomarse todo tan personal”. Cristian es un chico muy reservado, que no tiene muchos amigos, tal vez, es por el hecho de que se absorbe mucho en sus ocupaciones y su desarrollo personal pasa a otro plano.


En este camino, su madre y él son quienes han tenido que sobrellevar muchas situaciones en el hogar, donde su padre ha sido muy intermitente en cuanto apoyo emocional se refiere, por eso su mayor crítica es su mamá porque ella le ayuda mucho a la hora de realizar los trabajos, le revisa y opina sobre lo que está bien o lo que podría cambiar; sus compañeros de la carrera también son considerados como su apoyo, porque ellos ya conocen sobre las partes gráficas y de argumentación.


Norma al hablar de su hijo, se le entrecorta la voz y esto le genera mucho sentimiento, comenta que él es un poco reservado y que sería lo único que le cambiaría, además de que es inexpresivo, y que su actitud frente a la vida es muy negativa, porque no ve el lado bueno a las situaciones, “él no tiene colores, es como gris, es muy negativo y no ve los buenos actos que hace por las personas ni cómo impacta sus vidas de manera positiva”.


Sin importar que obstáculo se presente, su meta a corto plazo es mantener el promedio y poder recibir otra beca en la universidad y a mediano plazo, aspira a realizar un intercambio internacional, como ha sido su sueño desde muy pequeño, él cree que esta oportunidad podría abrirle muchas puertas, además de que podría vivir y experimentar situaciones nuevas.


Considera que sus notas son una gran ventaja para cristalizar esta meta. Sin olvidar que este camino lo hará junto a su madre, que quiere lo mejor para él y que desea que su hijo sea feliz. Actualmente, él sigue en un proceso de autorreconocimiento porque fue diagnosticado con ansiedad y principios de depresión, espera avanzar y poder ser más abierto a los demás o al menos con sus seres queridos.


PERFIL

Con muchos detalles, pero con respeto, la estudiante construye un perfil de un artista con sus luces y sus sombras, en lenguaje periodístico claro, preciso y conciso, pero con sensibilidad. Destaco su fluidez natural tanto en la arquitectura del relato, como en el estilo parafraseado para narrar.


Cristian Salazar junto al grupo de danza Reburú, en el XXIII Encuentro Nacional de Danza Nuestra Tierra 2021




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