Restos de mi corazón revolotean a lo alto de un quizá,
un adiós sin marcha atrás
y un amor sin terminar
todos en rutas diferentes,
pero por medio de recuerdos
queriéndose hacer presente.
Risas, el susurro de un te quiero,
besos al ritmo de 11 y 6
que acompañaban aquel atardecer
y mis pies de puntitas intentando no desvanecer
se mantienen por un instante en mi mente,
luego simplemente desaparecen
y así cada noche,
pero mi mente no emite ningún reproche.
Tal vez sea demasiado tarde
para pedir de regreso todo lo que ha quedado roto,
pero lo cierto es que
los recuerdos son un gran tesoro
así que no los aprisiono y con un titubear
los dejo volar
porque no han sido creados para ser atrapados
sino para ser apreciados.
El tiempo pasará y nuevos recuerdos vendrán
así que los restos de un corazón
que alguna vez se mantuvo ileso
podrán revolotear sin parar
hasta que se cansen.
Entonces los olvidaré y de ellos
jamás hablaré.
Lina Fernanda Zambrano Vidal
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