Por: Arles Anderson Cortés Arroyo
Generación tras generación barbacoana ha visto cómo en más de cincuenta años han tenido que ver morir a muchos de sus familiares, por el mal estado de una carretera de tan sólo 57 kilómetros que comunica a la cabecera municipal con la ciudad sorpresa, Pasto, en el departamento de Nariño.
La historia de la única vía terrestre que ha existido en el municipio se remonta a
más de cien años. Es de esa forma que Barbacoas apenas a inicios del siglo pasado
entró a formar parte del departamento de Nariño, exactamente en el año 1904. Los
administrativos y funcionarios encargados de dirigir el poblado, esperanzados,
pensaron que esa adhesión conduciría a que se diera inicio a la construcción de la
carretera destapada.
Pues bien, bajo la Ley 60 del 30 de abril de 1905 que dio origen a la creación del
Ministerio de Transporte, este organismo del poder público indicó que eran vías
nacionales secundarias las férreas, las carreteras de más de 50 kilómetros y la
canalización de ríos, que requerían recursos cuantiosos para su cimentación y
conservación.
Aquella Ley creó la “Junta de caminos”, compuesta por el personero municipal y
dos vecinos designados por el alcalde, con dos suplentes y con las atribuciones
precisas conducentes a garantizar la reconstrucción de las nuevas vías que se estaban
proyectando en el país; de allí que, la carretera de Barbacoas, como tal, comienza a
construirse en 1919 y se termina en 1930, pero sólo la trocha destapada.
Sin embargo, “hasta antes de su inauguración, existían tramos del camino de
herradura que dificultaban el tránsito normal. La euforia de la apertura de la carretera
se desvaneció porque un año antes de la apertura se puso en marcha el ferrocarril
entre Tumaco y El Diviso, lo cual le asestó un duro golpe a la maltrecha economía y al
comercio del pueblo”, citó el escritor Félix Domingo Cabezas Prado en la recopilación
de su libro Barbacoas Enigmática, Extraordinaria y Paradójica.
En esta zona del Pacífico nariñense, se han dado más paros y movilizaciones de
las que un nativo puede imaginar que han existido a parte de los que ha conocido y
vivido la generación del nuevo siglo.
Tan solo en el año 1985, habitantes como el abogado José Manuel Villarreal, y el
profesor Félix Domingo Cabezas, encabezaron las peticiones ante el entonces
presidente Belisario Betancourt Cuartas para que le diera prioridad a la nueva etapa de
la carretera, que ya había tomado un curso diferente por la entrada de carros con
cargas pesadas que tenían a la trocha en mal estado de transitabilidad. Afirmó el
abogado José Manuel que “esa fue la primera movilización que organizamos en voz de
protesta por el ya olvido estatal que presentíamos íbamos a vivir todos los
barbacoanos”.
Dentro de las principales peticiones presentadas al jefe de gobierno nacional fue
que la vía Junín – Barbacoas que está a 180 kilómetros de Pasto sobre la troncal con
Tumaco, debía ser considerada como el corazón para el desarrollo de las provincias
(Barbacoas, Magüí y Roberto Payán) por albergar más de cincuenta mil habitantes
entre las tres localidades asentadas a las orillas de los ríos, Telembí, San José y Patía.
Desde el año 1993 cuando las carreteras secundarias pasaron a manos de las
gobernaciones, estas en vez de continuar con el trabajo que venia realizando el Distrito
14, quien era el encargado de las adecuaciones como limpieza y taponamiento de
huecos. Dejaron que todo lo conseguido en pro de la vía hasta el momento, se perdiera
por la apatía y olvido.
No obstante, entre 1995 y 1997 se firmaron varios contratos de cien, doscientos
y más millones para mitigar el deterioro de la vía. El 30 de diciembre de 1999, se firmó el contrato 090 entre el departamento de Nariño y el Contratista- Consorcio Enríquez-
Torres, representado por Jimmy Enríquez Arellano, por un valor superior a los mil
trescientos treinta y tres millones de pesos (más exáctamente, $1.333.899.276, dineros
de la Nación), con el objetivo de ejecutar las obras de mejoramiento en ampliación y
mantenimiento de la vía en sus 57 kilómetros.
Sin embargo, lo que comprende desde la vereda Piedraverde, kilómetro 4 hasta
Buenavista, kilómetro 10, es el resultado de la ejecución del proyecto con el 80% de los
dineros invertidos, del 20% restante se desconoce el paradero.
Son pocas las informaciones que se tienen al respecto del destino de los
dineros, pero en la comunidad hay grandes líderes como el señor José Ipiales quien es
foráneo y la experticia a través de la fotografía ha hecho que sienta suyo el tesón de
ser un barbacoano más.
Por esa razón en representación de él y demás veedores ciudadanos locales
ante la inoperancia y negligencia de estos funcionarios y contratistas, al llamado de
atención urgente se sumó el campeón mundial Walter Junior de boxeo Newton Jesús
Villarreal Arévalo, quien en la ciudad de Ipiales le dijo al expresidente Andrés Pastrana
que “Barbacoas y Nariño: existen, señor presidente Pastrana”, reclamando a la
ampliación y pavimentación de la carretera.
Justo en junio 1995, se llevó a cabo otro paro por el abandono persistente en el
que los gobernantes de turno mantenían esta importante carretera del piedemonte
costero nariñense, que ya adquiría visos de trocha.
El poblador y líder social Alipio Cortés, comentó que “tuvimos que constituirnos
como comunidad y salir caminando hasta el municipio de Ricaurte y cerrar el tránsito
para ser escuchados por la Gobernación, ya que el Gobierno todo lo dejaba en
palabras y aún más porque durante algunas adecuaciones, mucha gente fue asesinada
en la carretera por los grupos al margen de la ley. Por ese motivo el paro llevó el
nombre de Movimiento cívico del Piedemonte Costero, haciendo alusión a la sub-región
del Telembí”.
También añadió el líder social que “durante la administración del expresidente
Álvaro Uribe Vélez, se destinaron más de 24 mil millones de pesos para 25 kilómetros,
lo que equivalió a que cada uno saliera por unos mil millones.
La empresa responsable fue IDEA, un consorcio de Antioquia que hizo poco por
construir el acceso vial”. Esta era la segunda vez que se destinaban nuevos dineros
para la adecuación y pavimentación de los otros 10 de los 57 kilómetros desde la
vereda Jamaica hasta El Descanso saliendo del pueblo. En conversaciones con el
exalcalde Juan Carlos Quiñones se conoció que “esos dineros fueron mal invertidos por
el sobrecosto en materiales y demora de los ingenieros encargados.
Ya entrados a la década del 2000, Barbacoas estaba gobernada por la guerrilla de las Farc, pero eso no fue impedimento para que se creara un comité Pro- pavimentación, liderado por Juan Carlos Quiñones, alcalde para ese momento y otros líderes locales que viajaron a Bogotá en donde se reunieron con el Ministro de Transporte Gustavo Adolfo Canal y Luis Eduardo Cardona, director de INVÍAS. Dijo el profesor Félix Domingo Cabezas que “de esa reunión se lograron pactar recursos por 37. 302 mil millones de pesos, para el proyecto de pavimentación que daría inicio para el año 2002”.
Por otro lado, el exmandatario local señaló que. “Esa sería una nueva etapa
para continuar con la pavimentación de los tramos más complejos de la trocha que
cada vez se encontraba en deterioro por las fuertes lluvias que se dan en la zona por
ser región tropical”, con respecto al dinero gestionado sólo el 75% fue invertido en la
pavimentación de los tramos desde Cuchirrabo, kilómetro 11 hasta Las Cruces
kilómetro 20, anotó el exrepresentante legal del Consejo comunitario La Nueva
Esperanza, Humberto Castillo, para las 15 veredas fijadas sobre la carretera Junín –
Barbacoas.
Pero el proyecto se empezó a ejecutar en el año 2003, cuando el Gobierno
Nacional a través de recursos del programa Vías para la Paz, desarrolló en su primera
fase 3 contratos de pavimentación entre Cuchirrabo y El Tronco(K0-18) hacia
Barbacoas. La barbacoana Lilia Suárez narró que “muchos de esos tramos quedaron inconclusos por el orden público y porque algunas tierras no fueron compradas con tiempo a campesinos que vivían cerca a la vía”. En el presupuesto del año 2000, el Gobierno Nacional incluyó la ampliación de la vía por un valor de $37.000.000.000 a través de crédito externo, pero el dinero no se aprobó porque la Ley 508 fue tumbada por la Corte Constitucional por detalles mínimos en los estudios.
Tan sólo pasaron cuatro largos años para que las comunidades ubicadas en
estos municipios de la subregión del Telembí empezaran a sentir los estragos del
deterioro de la trocha con más desazón.
En el año 2008 mientras se transportaban a las pacientes Carolina Quiñones
junto a su tía Melania Angulo en la única ambulancia para ese entonces que tenía el
Hospital local San Antonio, los familiares recibieron una de las noticias más duras e
inesperadas, ellas habían fallecido por un escape de gas que presentó el vehículo por
el golpe que tuvo mientras pasaba por el espeso lodo y huecos con profundidad de
hasta 2 metros de profundidad en la trocha, comentó Carmenza Castillo, prima de
Carolina.
Por esa misma línea narró Bibiana Narváez, campesina de la vereda Tinajjilas
que “yo he tenido mi tienda por más de 20 años, aquí estacionan los buses y carros,
pero hemos vivido años difíciles, porque en tiempos de invierno llegamos a vender 20
platos al día, en esos años de mala trocha fue bueno para nosotros, pero perjudicial
para los barbacoanos”.
Teniendo en cuenta todas las pérdidas humanas que sobrepasan más de 40
personas de acuerdo a estadísticas de la Fiscalía y Hospital local y por otro lado las
materiales, tiempo después INVÍAS contrató 10.5 de los ya 18 kilómetros asegurados
por parte del municipio. El 11 de enero de 2007 Carlos Alexánder Sánchez Matamoros,
Asesor de Dirección General del Plan 2.500, manifestó que “con el contrato 1827 de
2005 y de interventoría 2204 de 2005, se adelantó la adecuación de 25 kilómetros a
partir del tramo 18, que fue trabajado por la firma CONSORCIO INECONTE, PUCALPA
G-93 quien contó con $23.319.183.193 con un plazo de 23 meses para ese momento”.
Este fue uno de los contratistas y consorcios que cumplió su palabra en los primeros
años de la década del 2000.
En vista de tanto olvido estatal, para hacerle frente a los problemas del Municipio y a las irresponsabilidades de los contratistas en la obra, la falta de
voluntad política del gobierno central y departamental, el deterioro y pésimo estado de la carretera , llevó a que el 22 de junio de 2012 se creara el movimiento “Piernas Cruzadas”, por iniciativa del abogado y juez Diego Fernández, quien invitó a Maribel Silva, abogada también para el circuito legal de la municipalidad ,y a un grupo nutrido de mujeres para trabajar por la provincia que le dio grandes riquezas al país.
La organización llamada por unos como: “Huelga de piernas cruzadas o boicot
sexual” o “Movimiento social de piernas cruzadas”, tocó puertas, hizo marchas, huelga
de hambre, huelga de sexo y sus integrantes se reunieron con el alcalde, gobernador,
ministros de la época y la problemática de la trocha llegó hasta el Congreso de la
República de Colombia.
Por lo que solicitaron 100 mil millones de pesos para darle una aparente
culminación a dicha vía, ya que los contratistas y consorcios designados anteriormente
habían robado y despilfarrado los recursos para las adecuaciones y pavimentación de
los tramos más álgidos de la vía, comentó Sonia Vélez, representante de la Fundación
Piernas Cruzadas.
El primer pacto, sin desconocer otras gestiones, fue el desembolso de 40 mil
millones de pesos que estaban congelados en Medellín, en el Instituto para el
Desarrollo de Antioquia (IDEA) al finalizar el segundo mandato de Álvaro Uribe Vélez.
Los recursos fueron congelados por intereses políticos del Consorcio, situación que
siempre fue luchada por los concejales del municipio, así lo señaló Aduer Castillo,
expresidente del Concejo Municipal para los periodos 2009- 2014.
Ya contando con verdadera atención estatal y veeduría local. Esos recursos
fueron contratados con el Batallón de Ingenieros del Ejército Nacional, avalados por el
Instituto Nacional de Vías del Ministerio de Transporte y aprobados por la comunidad,
debido a la lluvia de extorsiones y secuestros.
El Mayor del Ejército, Julián Morales Sáenz, Ingeniero Civil de la Brigada de Construcción, dijo que” nosotros trabajamos con compromiso y con el presupuesto encomendado, no generamos sobrecostos y en muchos casos, buscamos el ahorro para.
Entre los años 2014 y 2015 , Raúl Delgado, Gobernador de Nariño ; Ronald
Angulo, alcalde; el movimiento Piernas Cruzadas y concejales gestionaron ante el gobierno de Juan Manuel Santos, los dineros faltantes para el tramo Buenavista-Barbacoas, los cuales ascendieron a una suma de $108 mil millones de pesos y con el OCAP(Corporación Autónoma de Nariño) , 12mil millones de pesos, pensando que por fin se cerraría una historia de travesía de miles de barbacoanos que han viajado días tras días por la tan anhelada carretera pavimentada.
En el presupuesto del año 2000, el Gobierno Nacional incluyó la ampliación de la
vía por un valor de $37.000.000.000 a través de crédito externo, pero el dinero no se
aprobó porque la Ley 508 fue tumbada por la Corte Constitucional por detalles mínimos
en los estudios.
De todo el proceso vial que aún sigue en construcción por 4.5 kilómetros
faltantes llegando a Barbacoas desde la vereda El Almorzadero hasta la calle Uribe
Uribe y 400 metros en la Gulumpia, se espera que los Ingenieros del Ejército
Nacional, construyan una obra de ingeniería, que sería un puente que comunique a Junín con el casco urbano, sobre el tramo de la Gulumpia, sector ubicado sobre la
niebla y espesa selva sobre la Reserva Ñambí de Piedraverde.
Se ha fijado por orden del Gobernador John Alexánder Rojas, que, a junio del
año 2021, se entregue con una terminación de más del 90% la carretera, con
excepción de la Gulumpia, que demandará meses en estudios y ejecución.
Aunque de los más de 7 contratos y dineros gestionados ante el Gobierno
Nacional, que suman alrededor de los 1.633.899.276 mil millones de pesos, sólo el
64% han sido invertidos en la adecuación y pavimentación de la carretera de sólo 57
kilómetros que si estuviesen terminados se podrían recorrer en solo 2 horas desde
Barbacoas hasta Junín y a 6 hasta la ciudad de Pasto.
Sin embargo, hoy por hoy los barbacoanos viven mejor, porque las nuevas
generaciones están disfrutando de lo que un día se recorrió en menos de tres horas.
Los pobladores son los veedores de todo este proceso, porque ellos conocen la historia
y no quieren volver a repetirla.
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