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Nicol, huérfana de padres vivos

Por: Gabriela Álvarez Rojas

La violencia intrafamiliar le negó una infancia feliz, pero la ayudó a seguir adelante. Historia de cómo esta huérfana de padres vivos superó la adversidad.


Su vida quedó marcada desde su infancia. Las huellas que dejaron presencias y ausencias, aún persisten. Nicol Ximena Toro Otero enfrentó la violencia y el descuido de sus padres, y debido a ello, tuvo consecuencias negativas a lo largo de su crecimiento.


Nació y creció en Cali, Valle Del Cauca, en el barrio La Fortaleza, sigue anclada a ese mismo sector debido a que sus familiares también viven ahí, tratan de no alejarse para tenerse el uno al otro, como si temieran vivir sin lo que le recuerda sus cicatrices.


A los 4 meses de edad, la pequeña Nicol quedó abandonada por sus padres; sus tíos y su abuela Carmen, fueron los que se ocuparon del bienestar de ella. Respecto al cariño o afecto, no eran los mejores, manifestaban su amor de manera material o con comida. Por eso hoy en día para Nicol, dar de comer es un gesto de afecto.


Conoció a su papá Andrés Mauricio Lozano Varela a sus 5 años de edad. En ese encuentro Nicol no lo tomó de la mejor manera, ella estaba muy pequeña y lo veía como un extraño, así que solo hubo llantos y rechazo por parte de ella. Cabe aclarar que Andrés no sabía que tenía una hija, pero no le negaron el derecho de saberlo, así que sin compromiso fue a conocerla.


“Creo que ser papá o ser mi papá, no le llamó la atención, o simplemente no quiso tener esa responsabilidad’’, dice Nicol.


En ese momento lleno de muchas dudas, la familia y el padre de Nicol, prefirieron dejar la situación ahí, para esperar a la madre de ella e intentar un nuevo cercamiento familiar.


Cuando tenía 6 años, la protagonista de esta historia sufrió una pérdida demasiado dolorosa, mataron a su tío, Gerardo Antonio Toro, que siempre cuidaba de ella, era un ser humano que amaba con todo su corazón, tanto así, que han pasado años y cuando Nicol habla de él, brota el amor en las palabras.


A los 11 años la bautizaron. Su madre, Derly Ximena Toro Otero, aún no llegaba a su vida y le advirtieron a su abuela que si no organizaba el bautismo de inmediato, después no se podría, ya que la niña estaba muy crecidita. Nicol dice que fue ‘’una pena grandísima’’ puesto que estaba muy grande para recibir el sacramento.


Finalmente, su familia decidió bautizarla. Fue así, como le confirmaron el Nombre Nicol Ximena y sus apellidos maternos Toro Otero.


De ahí que legalmente no es hija de su padre, como lo denotan sus apellidos y tampoco de su madre, sino de su abuela, Carmen Enelia Toro. Nicol dice que su papá no estuvo interesado en reconocerla, ‘’él nunca me dijo que me quería dar su apellido y tampoco me interesa tenerlo’’.


Para esa misma época, conoció a su madre Derly Ximena, a quién nunca había visto, pero Nicol no tenía intenciones de quererla, tampoco sentía un vínculo con ella como para hablar de algún tema.


Después de eso, los tres convivieron como una familia, tanto así que sus padres decidieron retomar la relación amorosa. Pero la convivencia se salió de control, porque dicha unión no era de dos personas, sino de toda la familia y esto generaba conflictos. Nicol recuerda que se insultaban, peleaban y pasaba todo tipo de actos violentos, mientras ella solo se preguntaba ¿por qué se tratan así?, puesto que ya tenía un novio y él no le decía ese tipo de palabras.


La joven comenta que Andrés Mauricio “le tiraba la moto a mi mamá’’, en una ocasión ella estaba en la mitad con Derly, su madre, y si su abuela Carmen no se interpone, el vehículo las hubiera atropellado.


Tiempo después, ambos se dieron cuenta que eran un pésimo ejemplo para su hija, así que decidieron separarse, pero a la vez se necesitaban uno al otro, entonces volvían siempre. En una de las tantas rupturas que tuvieron, era diciembre y Derly dijo muchas palabras que involucraban a su hermana (tía de Nicol) que generaron ira en Andrés Mauricio y provocaron una reacción explosiva de su parte.


‘’Me acuerdo que eran días de feria, mi papá vino en una camioneta, drogado y borracho’’, cuenta Nicol y le parece que lo ve cuando llegó buscando a su tía mientras ella jugaba en el antejardín con sus primos. Ella corrió a saludarlo, pero Andrés simplemente la empujó hacia un lado, ignorándola y entrando rápidamente a la casa.


Dentro del hogar se encontraba la tía de Nicol junto a su esposo, que era policía. En un instante, Andrés Mauricio apuntó con un arma amenazando a su tía, mientras le decía infinidad de groserías. Luego de ser echado por todos los integrantes de la familia, se metió en la camioneta y se fue, siendo perseguido por el policía.


Para Nicol no solo fue difícil haber presenciado ese acto de violencia, sino que sus primos empezaron a culparla, con expresiones como: “tu papá tan horrible, por culpa de ustedes dos, casi matan a mi mamá’’. Lo que más le dolió fue ver cómo su padre no hizo el intento de parar viéndola a ella en la puerta.


A Andrés Mauricio le imputaron cargos y estuvo en la cárcel un tiempo, debido a eso se alejó de Nicol y su familia. Tanto Derly, como él, pudieron hacer las cosas distinto, pero ninguno fue capaz de pensar en el bienestar de su hija, solo lo hacían de acuerdo con lo que ellos querían.


Con el poco tiempo que compartieron, Nicol dice de su progenitor que “prefiero tenerlo alejado de mi vida, es lo mejor tanto para la familia como para mí’’.


Yeily Victoria Osorio es una amiga de infancia que fue testigo de esos días duros para Nicol. Comenta que le tocó vivir una situación bastante difícil para su edad, no pudo terminar ciertos años de su primaria por falta de recursos económicos y la violencia recurrente en su casa, que no le generaba un buen estado de ánimo. Yeila la visitaba y compartían en su cuarto para que se le pasara la tristeza, así fuera solo por un rato.


Destaca que a pesar de ese entorno tan hostil en el que vivía Nicol, siempre fue y sigue siendo responsable, honesta y muy buena persona.


Andrés Mauricio no le ayudaba en su desarrollo psicológico, tampoco era un buen ejemplo como persona, debido a que es un ser muy violento. Al beber o fumar, solo piensa en él mismo y cuando estaba muy pequeña recuerda haberlo visto adicto a las drogas al igual que a Derly, su mamá.


Carmen Toro, abuela y madre de crianza de Nicol, dice que siempre la protegió y la crió como si fuera su hija, pero no niega que en algún momento quiso que ella recuperara el tiempo con sus papás, la veía muy sola, entonces creía que con ellos podría estar feliz. Pero no, tiempo después se dio cuenta que, si Nicol estaba con ellos, siempre iba a salir lastimada.


Así que Carmen está muy feliz de ver a la mujer fuerte que crío, convertida en una persona de bien, inteligente, sin vicios y capaz de superar todas las adversidades que se le presenten.


Respecto a sus padres biológicos, Nicol Ximena no les tiene rencor, dice que algún día quiere buscarlos o ayudarlos, pero de sus adicciones, solo ellos pueden salir.


Afirma que estas y muchas otras situaciones de violencia que no comentó, le trajeron consecuencias negativas para su adultez, creció con vacíos, como falta de afecto, comprensión, ansiedad y hasta depresión. En lo sentimental, laboral y profesional se ha estancado debido a que se aferra demasiado a todo. Tanto así, que cada que buscaba una relación de pareja, reconoce que lo hacía buscando una figura paterna y en la última, que duró 5 años, ocurrió eso.


Además, admite que fue el error más grande. Cargaba a la persona de obligaciones que podía hacerlas ella y sino, se sentía triste; buscaba alguien que la acompañara siempre que quisiera salir o la ayudara en cualquier circunstancia sin importar qué fuera. También en muchas ocasiones perdonó todo tipo de abusos, como infidelidad o manipulación, por temor a que la persona se fuera y ella quedara sola, sentía que la iban a abandonar al igual que sus padres.


Por más violenta o pesada que se pusiera una situación, ella seguía al pie del cañón, no se permitía dejar algo tan fácilmente, pero se volvió dependiente de ciertas personas que le hacían daño, pero lo disfrazaban de vez en cuando con buenas acciones. Luego de tantos abusos indirectos, se dio cuenta que solo dependía de sí misma para ser feliz.


Un psicólogo no era nuevo para ella, a lo largo de su vida, pasó por muchos, pero no les hacía caso o no era constante en los procesos. Ahora después de dejar una relación, se dedicó más tiempo a ella y a asistir con constancia a las terapias con su psicóloga, Nicol está en su mejor momento, disfrutando de la vida y pensando distinto respecto a algunos temas en los que estaba totalmente cerrada. Como el tener un hijo, comenta que le daba mucho miedo y pavor tener un bebé, pero con el tiempo y reflexión, cambio de opinión y acepta que sí le encantaría darle el amor que ella no tuvo a una personita, pero en unos años cuando se sienta psicológicamente bien.


“Me gustaría verla feliz, porque mi morocha se lo merece’’, dice Carmen, abuela de Nicol.

Quiere ser un ejemplo para muchas personas que pasan lo mismo, que no se dejen afectar y que la palabra ‘qué pesar’ no les invada la mente, sino que se sientan orgullosos de que salieron adelante solos, sin necesidad de nadie.


“Los pequeños avances que tengas en ti, debes celebrarlos. Por ejemplo, celebra que hayas visto a tu expareja con otra persona tan rápido después de ti y no reclamaste nada. Las cosas pequeñas que tú logres, no son pequeñas, son gigantes’’, comenta Sharon Tatiana Mejía, psicóloga.


La experta también resalta que para los 22 años que tiene Nicol, no está en el peor cuadro de depresión que se supone que debería estar. Al contrario, ve un gran avance en ella y en su vida. El carácter fuerte que la gente dice que tiene, es voluntad y tiene una voluntad enorme, ganas infinitas de salir adelante.


Nicol Ximena Toro vive agradecida con sus tíos y amando a su abuela por todo lo que han hecho y siguen haciendo por ella. En sus planes está estudiar Psicología, porque le encanta dicha carrera, y por otro lado, su familia estaría muy feliz al saber que culminó sus estudios profesionales, sería el mejor regalo para ellos.


PERFIL

Con gran facilidad para reportear y parafrasear su insumo periodístico, la periodista domina el lenguaje noticioso y la arquitectura narrativa del reportaje, como en este perfil. Destaco su habilidad para ser precisa y concisa, sin omitir los detalles.



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